Los voluntarios cavaron ayer con sus propias manos entre los escombros de los inmuebles derribados por un poderoso terremoto que mató al menos a 400 personas en la región montañosa en la frontera entre Irak e Irán, y casi todas las víctimas vivían en una zona que fue reconstruida desde que concluyó la guerra de la década de 1980.
El terremoto de magnitud 7,3 ocurrido la noche del domingo tuvo su epicentro a 31 kilómetros (19 millas) de la ciudad de Halabja, en el este de Irak, según las últimas mediciones del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). Los temblores de magnitud 7 pueden causar daños generalizados y graves.
Cifras oficiales reportaban 407 muertos, mientras que la agencia semioficial iraní Tasmin informaba de 445 fallecidos. Por el momento se desconocían las causas de la discrepancia.
La ciudad de Halabja es conocida por un ataque químico en 1988 con el que el régimen de Saddam Hussein mató a unas 5.000 personas empleando gas mostaza, el ataque con armas químicas más letal de la historia contra civiles.
El sismo ocurrió a las 9:48 de la noche, hora de Irán, justo cuando la gente se iba a dormir. Causó la muerte de 407 personas en Irán e hirió a otras 7.156 personas, dijo a la televisión estatal el portavoz de la oficina de manejo de crisis de Irán, Behnam Saeedi.
Dijo que la mayoría fueron atendidos por lesiones leves y dados de alta. Agregó que menos de 1.000 personas aún siguen hospitalizadas.
Los daños más graves parecían haber ocurrido en la ciudad kurda de Sarpol-e-Zahab, en la provincia iraní de Kermanshah, en las montañas de Zagros, que separan los dos países. La zona es rural, donde la agricultura es el principal medio de subsistencia.
Kokab Fard, un ama de casa de 49 años que vive en Sarpol-e-Zahab, dijo que tuvo que salir de casa con las manos vacías porque el complejo de departamentos en el que vivía colapsó.
"Inmediatamente después de que logré salir, la construcción se vino abajo", señaló Fard. "No puedo llegar a mis pertenencias".
Reza Mohammadi, de 51 años, contó que él y su familia salieron hacia un callejón tras notar el primer temblor.
"Intenté regresar para recuperar algunas cosas, pero (todo) se derrumbó por completo en la segunda sacudida", agregó Mohammadi.
Los residentes en Sarpol-e-Zahab dijeron además que no había agua corriente ni electricidad y que las líneas telefónicas y celulares funcionaban con problemas.
El papa Francisco ofreció rezos por los muertos en Irán e Irak y pidió fuerza para los equipos de rescate que tratan de encontrar sobrevivientes. En dos mensajes de condolencias, Francisco expresó profunda tristeza por el desastre y ofreció su solidaridad a quienes perdieron seres queridos.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamenei, ofreció sus condolencias e instó a los rescatistas y a todas las agencias gubernamentales a hacer todo lo posible para ayudar a los afectados, de acuerdo con reportes de los medios estatales. Está previsto que el presidente del país, Hassan Ruhani, visite las zonas dañadas el martes.
Según la agencia noticiosa semioficial ILNA, al menos 14 provincias iraníes se vieron afectadas por el terremoto. Las autoridades anunciaron que las escuelas en las provincias de Kermanshah e Ilam permanecerían cerradas el lunes.
En Irak, el primer ministro, Haider al-Abadi, emitió una directiva para que los equipos de defensa civil e "instituciones relacionadas" respondan al desastre natural. El general de brigada Saad Maan, un portavoz del Ministerio de Interior, ofreció la cifra de fallecidos en el país. El terremoto pudo sentirse en toda la nación, donde sacudió edificios y viviendas de Irbil a la capital, Bagdad, donde la gente se echó a la calle.
Países de la zona como Turquía y Pakistán enviaron sus condolencias. Además, Ankara tomó medidas para llevar comida y medicamentos al norte de Irak, dijo el primer ministro turco, Binali Yildirim.
Kerem Kinik, vicepresidente de la Media Luna Roja de Turquía, dijo a The Associated Press desde el paso fronterizo de Habur que 33 camiones con ayuda viajaban hacia la ciudad iraquí de Sulaimaniyah con 3.000 tiendas de campaña y calentadores, 10.000 camas y mantas y comida.
Irán es una zona vulnerable a los sismos debido a su ubicación sobre varias fallas sísmicas importantes. En 2003, un terremoto de magnitud 6,6 destruyó la histórica ciudad de Bam y provocó la muerte de 26.000 personas.