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Conoce el primer muñeco sexual para mujeres, y adivina qué parte se le intercambia

Inspirados en el auge de esas muñecas hiperrealistas que satisfacen el morbo de tantos señores en el mundo, y quizá pensando en dar respuesta a la eterna demanda femenina del “ya no hay hombres”, los fabricantes del rubro no tuvieron mejor idea que lanzar al mercado sujetos como éste que ven en la foto.
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Además de monstruitos, a la hora de hacer orden parecen poco prácticos, pues no sabríamos en qué placar meterlos para que no le ladre el perro ni los vea tu tía.
Cuestión es que los “maledolls” están a un tris de alcanzar el supuesto ideal de belleza. Se mueven, son flacos y con el vientre tipo plancha de ravioles, no hablan de fútbol ni usan escarbadientes después de comer, pero así de perfectitos y todo a ninguna mujer le han gustado. Al contrario, las damas de todo el mundo se han mostrado reacias a gastar dinero en semejantes réplicas de silicona. Más bien dan risa, y parece que tampoco han tenido tanta aceptación en la comunidad gay. Claro que no.
El juguete es un invento de Sintethics, una empresa de California, según leo a duras penas porque mi conexión de Internet anda muy mal. Parece que son probos en la materia, que alcanzan en sus productos altos niveles de calidad, tan es así que ya hicieron 150 modelitos por encargo.
Y es que los hacen un poco a medida, es decir, podrían fabricarme uno como el espléndido colombiano que atiende el quiosco de la esquina de casa. La verdad es que lograron moldes de cuerpos atléticos y hasta les han plantado a mano quinchos de pelo real, sacados de un hombre de verdad, y ejem la parte vital, digamos, el miembro viril, bueno, también es a gusto.
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Traen distintas formas y tamaños, pues según un diario de España estos maledolls tienen penes intercambiables, como los lentes de una cámara de fotos profesional. Son de quita y pon, a fin de alcanzar el estatus erecto y viceversa, supongo.
Los chinos me sorprenden, porque como los japoneses, eran líderes en el segmento de muñecas eróticas hiperrealistas. Todas esas novedades y avances tecnológicos vienen de Oriente. Hace unos meses atrás la empresa china Hitdoll había presentado a su primer acompañante masculino a precio de bolsillo, entre $800 y $4,000, en cambio esta versión californiana la supera y alcanza precios que van de $6,000 a $8,000. De todas formas, creo que ni una ni la otra van a prosperar.
Más allá de burlar a la humanidad sexualmente activa, a las mujeres la perfección nunca nos ha gustado más que un rato. Sentir atracción por alguien y no poder dilucidar jamás dónde reside exactamente su encanto, eso es lo que hace irresistible a cualquier persona. No poder encasillarla, porque es diferente. Quizá por eso nunca nos van a gustar los muñecos, ni los de goma ni los reales.