Según informó el diario Le Journal de Montreal, Gadoury se convirtió en una estrella de la ciencia luego de este descubrimiento que deslumbró a los más altos expertos de la NASA, la Agencia espacial de Canadá y la de Japón. El descubrimiento del adolescente será publicado en los próximos días por una revista de divulgación científica.
Con su idea de que esta civilización indígena instalaba sus ciudades siguiendo las estrellas, el joven comenzó su investigación. Gracias al Códice Tro-Cortesiano, Gadoury encontró 22 constelaciones mayas que colocó sobreGoogle Maps. Al realizarlo, se dio cuenta de que las estrellas coinciden con la ubicación de 117 ciudades de este grupo aborigen. Incluso, Gadoury percibió que los astros más brillantes coinciden con aquellos poblados más importantes.
Pero además, el joven de Quebec se dio cuenta de que la constelación número 23 de tres estrellas no tenía su correlacion en el mapa. ¿Faltaba acaso una ciudad maya? Su respuesta fue afirmativa, pero debía comprobarla. Según sus cálculos, esta población debía ubicarse, cómo no, en la Península del Yucatán, en Bélice.
"No comprendía por qué los mayas habían construido sus ciudades lejos de los ríos, en terrenos poco fértiles y en las montañas", explicó Gadoury al periódico de Montreal. Y añadió: "Tenía que haber otra razón y como adoraban las estrellas se me ocurrió verificar mi hipótesis. Me vi sorprendido y entusiasmado al darme cuenta de que las estrellas más brillantes de las constelaciones correspondían a las mayores ciudades mayas".
Para comprobar su hipótesis, el joven recurrió a las agencias espaciales. Con sus satélites pudieron comprobar que efectivamente había una nueva ciudad maya desconocida hasta hoy. "Formas geométricas, cuadradas o rectangulares aparecen en estas imágenes, formas que difícilmente pueden ser atribuidas a fenómenos naturales", manifestó a Le Journal de MontrealArmand LaRocque, de la Universidad de Nouveau-Brunswick.
Cuando se le confirmó el hallazgo, Gadoury bautizó la nueva ciudad bajo el nombre maya K'AAK' CHI', que significa "boca de fuego". El adolescente estuvo tres años tratando de probar su teoría y ahora espera ser parte de la expedición que confirmaría las ruinas. Pero hacer este tipo de viajes no es económico. El canadiense presentó su trabajo a dos arqueólogos mexicanos que aún no se han internado en el lugar, aunque prometieron llevarlo.
"Sería la culminación de mi trabajo y el sueño de mi vida", dijo el joven.