Atlanta, equipo que posee el mejor récord de la Conferencia del Este con 37 victorias y 8 derrotas, ha ganado 16 partidos de manera seguida, la mejor cadena de triunfos de la historia de la franquicia. Horford ha tenido mucho que ver en el éxito de estos Hawks que demuestran que se puede triunfar sin la presencia de una gran superestrella en el equipo.
“Siempre nos apoyamos mutuamente para hacer un gran esfuerzo. Por eso siento que este equipo es diferente”, dice Horford quien ha elevado a un 74% sus aciertos en tiros de campo durante las últimas siete victorias de los Hawks.
Algunos analistas han escrito sobre la posibilidad de el dirigente Mike Budenholzer pueda tener en el banquillo del Juego de Estrellas a varios de sus propios jugadores. No sería una exageración. Paul Millsap y Jeff Teague reúnen la calidad y los números para acompañar a un Horford que tiene todo a su favor para ser escogido.
Y es que Horford ha impresionado con su polifacética forma de juego. El jugador que se perdió la mayor parte de la pasada temporada por una fractura en el músculo pectoral derecho, muestra una visión periférica del juego muy propia de jugadores de posiciones de la parte de arriba de la cancha. Asiste, defiende, rebota. Horford lo hace todo.
“Tengo buen ritmo ahora y estoy haciendo disparos cuando me encuentro desmarcado”, comentó. “Mis compañeros me ayudan. Es fácil” manifestó el dominicano en una entrevista a la página web del equipo.
Con su promedio de asistencias de 3.2 por partidos, Horford está por encima del promedio de su carrera que es 2.6, lo que muestra a un jugador maduro a sus 28 años de edad, que reconoce la importancia del juego colectivo, punto de inflexión del éxito de los Hawks.